La intención es quitarlos del camino. Borrarlos del mapa. Tumbarlos. Desaparecerlos. Los partidos políticos no quieren competencia y a través de quienes los representan en ese Congreso que todo lo pisotea pretenden eliminar a los movimientos regionales, y así, dejarlos a ellos solos como única opción para ese electorado que hace tiempo -y abrumadoramente- les dio la espalda en el interior del país. El dictamen aprobado por el Pleno, en primera votación, es prácticamente una sentencia de muerte para estas agrupaciones que hoy concentran el 85% de los alcaldes y el 60% de los gobernadores regionales de este país. Los movimientos regionales dominan por amplio margen el mapa electoral y el Congreso, con sus votos, les ha asestado una primera puñalada. La reforma que se cocina en los predios de la Plaza Bolívar y que limita el derecho a la libre participación política no es bien percibida por quienes precisamente son los responsables de elegir a sus autoridades. Un 69% de peruanos considera que este proyecto resulta negativo, pues elimina una opción de participación, según la última encuesta de Ipsos para Perú21.