Estampó su firma y logró caldear el ya convulsionado ambiente político. Alberto Fujimori está impedido de postular, pero ha cumplido con el requisito obligatorio de cualquier otro ciduadano para participar en las próximas elecciones: inscribirse en un partido político. Más allá de su impedimento, su afiliación a Fuerza Popular, el partido de su hija Keiko, ha provocado una inmediata y natural especulación sobre las verdaderas intenciones que tendría el expresidente, sentenciado por corrupción e indultado por temas de salud, hace poco más de seis meses. Para los fujimoristas, nada evitaría a su líder histórico postular a la Presidencia, si así lo decidiera, en vista de la gracia otorgada. Para otros, el indulto no borra sus graves delitos ni la condena, y le recuerdan, además, que no ha pagado un sol de la reparación civil y que mientras no cancele esta deuda estaría impedido de pretender algún cargo de elección popular.