Por Jessica Luna.Lo ocurrido hace una semana en el aeropuerto Jorge Chávez es una vergüenza internacional. La evidencia de un Estado fallido, precario e ineficiente. Y, a pesar de ello, aún tenemos empresas públicas con servicios de pésima calidad, quebradas y que, incluso, amenazan la seguridad de todos los peruanos. Corpac, responsable del control del espacio aéreo, de la operación y el equipamiento de los aeropuertos, es un claro ejemplo. Una empresa estatal con pésima gestión, copamiento de cargos, mala provisión de servicios al ciudadano y una amenaza latente para todos. Por años, sus sindicatos han puesto en jaque al país, en varias oportunidades, con huelgas de controladores aéreos que afectan la imagen del país y el turismo. La institución está tomada por una mafia. La operación y el equipamiento de aeropuertos es también un desastre. El terminal aéreo del Cusco está detenido en el tiempo, mientras que los aeropuertos de Jaén y Jauja sufren cierres constantes. ¿Por qué permitimos que atenten contra el derecho a la conectividad de la población? ¡Basta ya! Urge concesionar el tercer grupo de aeropuertos regionales (Jaén, Jauja, Yurimaguas, Huánuco y Rioja).