Un auto negro, descuidado, casi destartalado, y sin matrícula delantera levantó las sospechas. El vehículo de placa D3W-648 estaba estacionado en las inmediaciones de la vivienda de la fiscal superior Marita Barreto, coordinadora del equipo especial contra la corrupción del poder (Eficcop). Dos hombres con celulares en mano -como si esperaran grabar con la cámara- aguardaban en su interior. Eran cerca de las 9:00 a.m. de ayer. Todos los indicios indicaban un posible reglaje. La idea de un ilegal seguimiento tomó más forma cuando, al ser intervenidos por el cuerpo de seguridad de Barreto, ambas personas se identificaron como policías. Se trataba de los suboficiales Alejandro Díaz Vidal y Joel Vílchez Ulfe, de la Policía Judicial del Callao. Estaban fuera de su jurisdicción y el carro marca Hyundai está a nombre de Bertha Díaz Collantes.La excusa que dieron fue que se encontraban en un operativo encubierto para detener a un requisitoriado y que tenían la autorización del comandante Santos Candia Esquivel, jefe de Requisitorias del Callao. Pero ambas respuestas quedaron desvirtuadas en el día.