La evidencia ha demostrado que la economía social de mercado asigna mejor los recursos (o lo hace de forma más eficiente) que el Estado, a través del mecanismo de precios. Este permite a la sociedad y las empresas la generación de riqueza, que redunda en impuestos que usa el Estado para satisfacer las necesidades básicas de la población menos favorecida y brindarles oportunidades. Sin embargo, en el Perú, los beneficios del mercado no se aprovechan adecuadamente, debido a la corrupción y la incompetencia de los gobernantes de turno. Esta es la conclusión a la que llega el economista Raúl Salazar en su libro La economía social de mercado y el desafío del desarrollo peruano.Según Salazar, este sistema tiene muchos enemigos, siendo los principales el comunismo y el poder económico. A este último, lo calificó de mercantilista. Por ello, Salazar indicó que para garantizar que los beneficios del sistema alcancen a todos, así como su estabilidad, se requiere la incorporación de una política fiscal progresiva en relación con la distribución del ingreso y el fomento irrestricto de la competencia.