Por Luis Miguel Castilla, director ejecutivo de Videnza Instituto y exministro de Economía.Apelando a facultades legislativas, el Gobierno pretende permitir, entre otras cosas, que el mercado eléctrico regulado sea atendido mediante compras de energía por bloques horarios. Esto, con la finalidad de fomentar la incorporación de proyectos con energías renovables no convencionales -como es el caso de la energía solar y eólica- y así, en teoría, reducir las tarifas eléctricas de los usuarios regulados. Sin embargo, el Ejecutivo peca de inocente si espera que una ley que remueve barreras para la entrada de nueva generación con fuentes renovables resuelva el problema de los precios. Las energías renovables, al no poder garantizar su producción en las horas punta, llevarán a que el sistema pase a usar el diésel, como lo viene anticipando el Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES).Los precios del mercado regulado, fijados por el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin), y derivados de licitaciones de largo plazo, son más estables que los precios del mercado libre. La razón es que estos últimos suelen ser contratadosap lazos menores y, por lo tanto, reciben las señales del mercado spot de forma más directa.