GUARDIÁN DORMIDO
27 de mayo de 2024

Una de las claves del relativo éxito de la economía peruana durante las primeras dos décadas del siglo XXI fue el celo del principal guardián de la caja fiscal: el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF). Desde las reformas de los años 90, el MEF ha sido tradicionalmente un buen defensor de la responsabilidad en el equilibrio entre ingresos tributarios y gastos fiscales. Como resultado, el Perú tiene uno de los niveles de deuda pública más bajos de la región como proporción de su producto, y es buen sujeto de crédito en el exterior. O esa era por lo menos la historia hasta hace poco. De un tiempo a esta parte, la capacidad e interés del MEF para cumplir con sus responsabilidades fiscales se han diluido.Una narrativa conveniente para el MEF es que es en realidad el Congreso, y no el Ejecutivo, el ente que amenaza la estabilidad de las finanzas nacionales. Razón no le faltaría en este argumento. Desde la irrupción del COVID-19, los sucesivos Congresos han demostrado poco o ningún interés por mantener las cuentas balanceadas.