Por Alfredo Torres.Los peruanos estamos acostumbrados a dividir el empleo entre formal e informal. Ya es tiempo de que empecemos a hablar de una tercera categoría: el empleo ilegal. La gran diferencia entre un trabajador informal -por ejemplo, un comerciante ambulante o algún artesano- es que, con la legislación adecuada y un incremento de su productividad, puede pasar a la formalidad. En cambio, quien se dedica a una actividad ilegal dañina a la sociedad no puede hacerlo.En el mundo, las mayores economías ilegales son la falsificación y el narcotráfico. En el Perú, la minería ilegal ha pasado al primer lugar, seguida de la trata de personas, el narcotráfico, la tala ilegal y la extorsión, según el libro Las economías ilegales y su impacto en el Perú, de Carlos Basombrío, Ricardo Valdés y Dante Vera. Otras economías ilegales que también mueven millones de dólares anuales son el contrabando, la pesca negra, el tráfico de terrenos, la piratería, los préstamos ‘gota a gota’, las estafas, la falsificación y el tráfico de fauna silvestre.(Edición domingo).