Lo sucedido en la mina Poderosa, en La Libertad, debe llamar a una reflexión de las autoridades que tienen a su cargo la seguridad, elemento básico para el desempeño de la industria y que garantiza la inversión privada en el país. Respuestas como las brindadas, que señalan que el estado de emergencia no comprende la zona de la voladura, no solo no dan tranquilidad, porque parecen puro escapismo de la realidad, sino que debilitan seriamente los compromisos adquiridos por un Estado que no puede sacar el cuerpo, sobre todo cuando la situación de inseguridad en la zona desde hace tiempo ha dejado de ser normal.Poderosa ha dejado de operar porque se ha dinamitado la conexión con el Sistema Eléctrico Nacional. No se trata de la primera vez que algo así ocurre. En sus instalaciones han perdido la vida 17 trabajadores mineros, y este atentado se suma a otros 15 que ya se han producido en torres de alta tensión. Se han volado ya una subestación eléctrica, una línea de transmisión y una tubería de fuerza de la central hidroeléctrica.