Anoche hubo un matrimonio masivo en la Catedral de Lima. Diez parejas se unían para siempre en una inusual ceremonia, pero el verdadero enlace parecía vivirse unos metros más allá, en el Salón Túpac Amaru de Palacio de Gobierno, donde el presidente Alan García y el electo presidente de Ecuador, Rafael Correa, sostenían su primer encuentro bilateral. Silencioso y discreto, Correa dijo poco en la sesión de trabajo. Más experimentado, García se daba maña para dirigir la cita. Hacía consultas frecuentes a sus ministros, y hasta administraba el tiempo de los asesores de Correa. Terminado el encuentro, que duró más de una hora y media, García quiso seguir con el control de la situación. De hecho, hizo importantes anuncios en la reunión de prensa que ofrecieron ambos.Entre ellos, el ofrecimiento de ayudar al Ecuador "en todo lo que se pueda" para que Estados Unidos le renueve por más tiempo las exoneraciones que necesita para ingresar sus productos al mercado norteamericano. También comprometió asistencia eléctrica cuando sea necesario, y destacó la voluntad del Ecuador de concluir el desminado en la frontera.(Edición domingo).
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