La Comisión de Ética -que integran 16 congresistas-, lejos de aprovechar la gran oportunidad de cambiar la alicaída imagen del Congreso, lo único que ha logrado hasta la fecha es que la frase "otorongo no come otorongo" se mantenga más vigente que nunca.Una revisión realizada por Correo encontró que al menos 22 informes que recomendaban investigar (de calificación) o sancionar (final) a legisladores, el grupo de trabajo salvó a sus colegas de afrontar procesos o ser castigados por infringir el Código de Ética Parlamentario.