Por Mirko Lauer.La violencia en el distrito minero de Pataz (a 320 km de la criminalizada Trujillo) mueve la curiosidad. En principio parecen asesinatos y atentados para animar a la minería legal de una o dos empresas a retirarse de la zona. Pero en un inicio el tipo de crímenes en marcha llevó a las mineras de la zona a contratar números récord de guardias privados para la seguridad. Eso no desanimó a los criminales, y más bien los llevó a escalar las acciones. Con lo cual han logrado atraer a efectivos de la Fuerza Armada a la zona. Lo cual se está traduciendo en más escalada, como si hubiera la convicción de que la minería legal o el Estado peruano van a ceder frente a esa táctica, y despejar el terreno. ¿Suena conocido?Las dos torres eléctricas de alta tensión de la mina Poderosa derribadas hace unos días (en realidad ya van 15) están cargadas de simbolismo y de premonición. Para Sendero Luminoso, ese tipo de acto fue una táctica de guerra total contra el Estado. Si lo que se quiere es expulsar una empresa, el medio elegido para hacerlo supera largamente el objetivo.