Quien debía pagar caro su comprobado abuso del poder, por azuzar a la violencia e incitar al quiebre constitucional ha sido salvado ayer en el Congreso. Aníbal Torres, el amigo, consejero, cómplice de Pedro Castillo en el golpe de Estado que él gestó y que terminó con el expresidente en prisión, y que utilizaba como fachada las llamadas sesiones descentralizadas del Consejo de Ministros para convocar a marchas extremistas, ha quedado impune. Al menos por ahora. Sus socios políticos de las bancadas de izquierda y extrema izquierda que apoyaron el régimen de Castillo, y muchos congresistas que prefirieron irresponsablemente no participar del Pleno o abstenerse, le terminaron lanzando el salvavidas cómplice a quien pretendió, siendo premier, enfrentar al país. Se necesitaban al menos 67 votos para inhabilitarlo y solo 55 legisladores se mostraron a favor de su merecida sanción. Sin embargo, a decir de los números, los impulsores de la suspensión no supieron negociar con el resto de sus colegas. Los votos en contra sumaron 18. Y fueron 12 los legisladores que con su abstención lograron que Torres se salga con la suya. Entre quienes se lavaron las manos están tres representantes de la derechista Acción Popular: los ‘niños’ Darwin Espinoza y Jorge Flores Ancachi, y Luis Cordero, su flamante miembro.