No se cansan de decirle, a todo aquel que quiera escucharlos, que la relación entre Congreso y Ejecutivo marcha viento en popa, que no hay fricciones, tampoco tensión, y menos discrepancias internas. Pero sus actos los desmienten. Desde hace un buen tiempo, las críticas públicas, los comentarios irónicos y las aclaraciones entre líneas en las declaraciones del presidente Alan García, del primer ministro Jorge del Castillo y de la titular del Legislativo, Mercedes Cabanillas, evidencian que algo anda mal en la relación entre ambos poderes, y que, pese a que comparten la militancia aprista, no han logrado afinar las coordinaciones que les permitan conducir la nave del Gobierno por una misma ruta.En esta historia de desafortunados desencuentros, el último capítulo lo protagonizó el Parlamento. Pero el encargado de redactarlo no fue la presidenta del Congreso. Quizá porque, como ella misma argumenta, "el trabajo de la Presidencia es buscar consensos". Fue el oficial mayor, José Cevasco, quien -a través de una nota informativa- les puso el punto sobre las íes a las expresiones que, en la víspera, formuló nada menos que el presidente del Consejo de Ministros, Jorge del Castillo.