En momentos en los que en Palacio no hay espacio para la sonrisa, Alberto Otárola ingresa a la Casa de Gobierno más feliz y despreocupado que nunca. Regresó con actitud triunfante, levantando un brazo, posando para la foto que sabía que le iban a tomar; como si nada hubiera pasado. Quien hace menos de un mes era el soporte y brazo derecho de la presidenta Boluarte luce tranquilo. Su condición de ex primer ministro lo libra ahora de cualquier posibilidad de buscar una salida al ya grave problema que enfrenta la jefa de Estado por sus costosos relojes Rolex. Son tiempos nuevos para Otárola, que está de vuelta, que regresa a Palacio, pero, esta vez, no para reunirse con la mandataria, como muchos sospechaban al verlo entrar por la puerta que da a Desamparados. El otrora hombre fuerte del Ejecutivo solo había llegado allí para firmar la entrega del cargo que dejó el 5 de marzo pasado tras su renuncia, según informaron fuentes de Palacio a Perú21.