No podemos dejar de saludar el encuentro que han sostenido el presidente Alan García y el ex mandatario Alejandro Toledo. Esto es muy positivo, tanto para las relaciones entre sus partidos y militantes, en los últimos meses algo ásperas, como también para la democracia.La continuidad democrática es posible y un presidente puede dejar el poder sin exponerse a amenazas de 'juicios de residencia' ni a supuestos intentos de persecución política. Claro que si hay evidencias de irregularidades funcionales graves, pues tienen que ser investigadas pero sin llegar a la manipulación de los mecanismos que provee el sistema democrático ni forzar confrontaciones que a nada bueno llevan. Para ello, en todo caso, está el Poder Judicial.El diálogo ha ido incluso más allá. El doctor Toledo se ha comprometido a interponer sus buenos oficios para la aprobación del TLC con EE.UU. lo que no puede desdeñarse dada su buena relación con el presidente Bush y otras autoridades estadounidenses.Esperamos que, fuera de las formalidades y las sanas discrepancias políticas, se mantenga esta línea de comunicación entre García y Toledo, con lo que ganarán la estabilidad democrática y el país.