LA TRIVIALIDAD DE DINA BOLUARTE LA PONE AL FILO DE GRAVES DENUNCIAS PENALES
22 de marzo de 2024

Con apenas 8% de aprobación ciudadana y un respaldo a nivel político que podría diluirse en función a los intereses de sus ocasionales y convenidos aliados, la presidenta Dina Boluarte enfrenta una nueva crisis producto de su apego a la ostentosidad representada en este caso por un reloj marca Rolex, cuya posesión le conllevaría no solo responsabilidades administrativas y penales, sino que incluso hacen tambalear su gestión, al extremo que una bancada, Perú Libre, impulsa una vacancia contra ella.Sus justificaciones nada convincentes, y las de sus ministros ahora convertidos en abogados de oficio, generan suspicacia y abonan a la presunción de la comisión de una serie de delitos que van desde falsedad genérica hasta posible lavado de activos, según las circunstancias, advierte el jurista Enrique Ghersi. Pero el llamado caso Rolex pone también sobre el tapete la banalidad de quien ocupa la primera magistratura de la Nación que -en opinión del experto en marketing Milton Vela- no ejerce el poder, solo lo ostenta.