Por Alfredo Thorne, exministro de Economía y Finanzas.El año pasado, la economía entró en una de sus recesiones más largas y profundas. Muchos coincidimos en la necesidad de promover la inversión privada y, en específico, la minera, como instrumento para reactivar la economía. De hecho, según el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), existen anuncios de proyectos de inversión mineros por US$12.700 millones, y una cartera priorizada que suma US$23.804 millones, que representa entre cinco y nueve puntos del PBI. Habiendo sido la inversión privada el motor del crecimiento, en el 2023 cayó al 14% del PBI, desde un pico del 20% en el 2013.La información que ofrece el Equipo Especializado de Seguimiento de la Inversión (EESI) del MEF indica que nuestro mayor impedimento son los largos procesos de aprobación y la excesiva regulación. No se trata de evitar aprobaciones tan necesarias como los estudios de impacto ambiental o la consulta previa con las comunidades, sino de simplificar y acelerar procesos, y reducir la excesiva regulación; también de asegurarse que todas las empresas enfrenten las mismas condiciones.