La experiencia ha demostrado que cuando hay un interés desmedido por una obra, que desde un inicio presentó dificultades en su viabilidad, y se tiene la certeza que su puesta en marcha va a tener un costo mayor de lo proyectado, sin tener claro las complicaciones que presentará en el camino, sin duda, algo huele mal. Huele a Interoceánica y a sobornos de Odebrecht. Dice el viejo refrán: ‘cuando el río suena es porque piedras trae’.Nos referimos a la Nueva Carretera Central. Esta vez los protagonistas son otros, pero la principal asesora francesa pertenece al mismo grupo de empresas inmersas en procesos de corrupción observados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por lo que los técnicos advierten que podemos estar ante el pretexto perfecto para consumar lo que podría denominarse como ‘el gran robo del bicentenario’.