Dentro del ecosistema criminal peruano, uno de los delitos más lucrativos, incluso por encima del narcotráfico, es el de la minería ilegal. Según el presidente de la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, Víctor Gobitz, esta actividad mueve alrededor de US$4 mil millones al año y, como explicaba ayer nuestro columnista Carlos Basombrío, involucra la economía de no menos de un millón de personas en nuestro país. Todo ello, sin embargo, a un costo altísimo.No basta con circunscribirnos a la depredación ambiental que genera, especialmente en la selva, sino a toda la telaraña delincuencial que alimenta, desde la trata de personas hasta la explotación laboral infantil, el sicariato y el asesinato de líderes medioambientales que les hacen frente. La magnitud de dinero que genera convierte sus sedes en botines preciados por bandas criminales y, cómo no, en fuente de financiamiento ilegal para la política.(Edición sábado).