BORRÓN Y CUENTAS VIEJAS
7 de marzo de 2024

Como comentábamos ayer en El Comercio, la salida de Alberto Otárola de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) era necesaria pero no suficiente para la recomposición de este gobierno. Hacía falta, decíamos, que su reemplazante reuniera también ciertos atributos -no cargar sobre sus hombros la sombra de algún cuestionamiento y poseer reflejos políticos- y, por otra parte, que la coyuntura fuese aprovechada para operar también cambios en otras carteras que arrastran problemas desde hace tiempo.Pues bien, el cambio se produjo y el resultado ha sido mixto. Es decir, se han cumplido algunos de los requerimientos que juzgábamos indispensables, pero no todos.Quien ha jurado como nuevo titular de la PCM, Gustavo Adrianzén, cumple, por ejemplo, la característica de no traer una mochila que haga más pesada la de la actual administración gubernamental, pero con respecto a sus reflejos políticos, existe una gran incógnita. Es cierto que se desempeñó tiempo atrás como ministro de Justicia y que desde febrero venía ejerciendo el cargo de representante permanente del Perú ante la OEA, pero en ninguno de esos roles le ha tocado lidiar con asuntos como los que tendrá que vérselas a partir de ahora.