La Conferencia Anual de Empresarios ha sido muy dinámica y productiva, con un mensaje para las políticas de gobierno y la acción de los empresarios, que sería importante que adquiriera la forma de un compromiso capaz de ir más allá de lo que estos foros proponen en sus debates.En efecto, fue un avance que la exclusión social, que afecta a las mayorías postergadas, haya marcado la agenda. Esto pone en evidencia una nueva actitud, pero también la saludable tendencia hoy presente de dejar de lado una óptica meramente economicista y prestar atención prioritaria al bienestar del ciudadano.Se ha concluido que no hay que esperar a que todo lo haga el Estado, desde una cómoda actitud paternalista, pero también que desde la cúpula del Gobierno se tracen objetivos y reglas de juego claros para promover un crecimiento que beneficie a todos los peruanos. En esta perspectiva, han sido bienvenidos los compromisos del primer ministro Jorge del Castillo, quien invitó a los organizadores de la CADE a analizar las conclusiones para estudiar su viabilidad. En lo mismo, es alentador que haya reiterado que el Estado no aumentará las cargas tributarias ni respaldará formas laborales caducas, que en el pasado desalentaron la creación de empleos.La cita ha servido para animar al Gobierno a seguir bregando en la negociación del TLC con Estados Unidos y en la aplicación del TLC interno, para integrar al país, abrirle mercados y más empleo digno. Después de todo, no habrá inclusión si no se reafirma el crecimiento económico en niveles mayores al 6% anual del PBI. Para ello, si tiene que haber un 'shock de inversiones', el Gobierno deberá establecer los límites de la acción estatal para promover la gestión privada, en lugar de inhibirla.Ha sido positivo que se incida en la incapacidad de las autoridades regionales para elaborar proyectos técnicos y rentables, que se quedan en el papel, pese a que existen partidas presupuestales suficientes. Será aquí crucial la aplicación del "presupuesto por resultados", para premiar la eficiencia y sancionar la mala gestión. Debe resaltarse, igualmente, el diálogo franco y abierto entre empresarios y sectores cocaleros, que esperamos se consolide en planes conjuntos de inversión para el desarrollo de productos alternativos. La conferencia no contó con la asistencia del presidente García, rompiendo lamentablemente con el tradicional encuentro anual del Gobierno y el empresariado. Sin embargo, cumplió con acercar a los agentes económicos con las demandas nacionales.