El significativo deterioro financiero, comercial y reputacional de Petro-Perú de los últimos 29 meses es producto de la pésima gestión de la empresa. La dañina injerencia política a través del Minem, junto al débil gobierno corporativo, llevaron a que de la noche a la mañana se descabezase a la plana gerencial y se nombrase a directores poco calificados, afirmó Carlos Paredes, expresidente de Petro-Perú. La ausencia de control y la falta de transparencia facilitaron el colapso de esta "empresa sin dueño".¿Qué hacer? Definitivamente, no dar apoyo financiero alguno a esta administración para que siga haciendo más de lo mismo. Se requiere de una intervención urgente, empezando por la remoción de las autoridades del Minem -el actual ministro mantiene un conflicto de intereses- y cambiar al directorio de Petro-Perú y de Perú-Petro.