Ver cruzar sin ningún control los volquetes del país vecino por la frontera peruana a la altura de Condorcanqui, transportando mineral llamado crudo, para realizar luego en su territorio la separación del oro, pone en evidencia los males que aquejan a la Amazonía peruana, en la que confluyen todo tipo de delitos que van desde la deforestación por tala ilegal, contaminación de ríos por la minería ilegal y el asesinato sistemático de los líderes indígenas que son los defensores del bosque. Este caso documentado por La República en un informe exclusivo muestra que no existe autoridad específica que evalúe los cargamentos y que controle el paso de los camiones de un país a otro.