Las empresas peruanas serán sometidas a alta tensión financiera este año, al afrontar el vencimiento de cuantiosas deudas que tomaron en periodos previos en los mercados de capitales. Estos procesos solían ser expeditivos pues las firmas no tenían problemas en emitir nuevos bonos para, con los fondos de esas emisiones, cancelar la deuda por vencer.