La Cumbre del Clima de Dubái, COP28, cerró con un acuerdo calificado como "histórico" porque, por primera vez, se reconoce la necesidad de dejar atrás los combustibles fósiles para limitar el calentamiento global y que cada país haga la transición en función de su situación. Aunque todos valoraron que supone un avance, también fueron muchas las voces que criticaron su falta de contundencia y claridad en relación con el futuro de carbón, petróleo y gas, y sus lagunas en financiación y adaptación, sobre todo en lo que respecta a las necesidades de los países más vulnerables y, a la vez, con menos recursos.