Las muertes ocurridas hace unos días en la zona minera de Pataz, La Libertad, son el síntoma más reciente de un problema que está creciendo sin control en el Perú: la minería ilegal. Esta es sobre todo aurífera y, además de la violencia que desata, contamina ríos, amenaza la salud de las personas y destruye el medio ambiente. Además, mueve más dinero que el narcotráfico.La cuenca del río Nanay, fuente de agua potable para la ciudad de Iquitos, la urbe más grande y poblada de la Amazonía, es hoy uno de los ‘centros emergentes’ para la presencia de minería ilegal y extracción de oro. El procesamiento del metal dorado es posible con mercurio, un elemento altamente contaminante. Quizá el impacto en la población de Iquitos se vea a largo plazo, pero hace muchos años que ya golpea la salud de las comunidades nativas aledañas a ese y otros ríos de la selva peruana.(Edición domingo).