Por Fernando Vivas, periodista.1. Mercurio en la sangre.El domingo pasado, criminales que tienen el ‘control territorial’ de la provincia de Pataz, atacaron y echaron dinamita a la mina Poderosa, provocando la muerte de nueve trabajadores. Fue otra bomba que nos explotó en la cara, agarrando por sorpresa al gobierno. La reacción oficial ya no fue declarar a Pataz en emergencia pues esa focalización de papel está gastada. Hubo, más bien, una rápida reacción de la escasa dotación policial que detuvo a un grupo de sospechosos (luego trascendió que no eran presuntos autores del crimen, sino detenidos por tenencia ilegal de armas).El alcalde provincial de Pataz, Aldo Carlos Mariños, me dijo que los ministros Víctor Torres del Interior y Óscar Vera de Energía y Minas fueron el lunes a su provincia "a tomarse una foto". Cito esta frase porque da una idea de la desconfianza que una autoridad local en shock tiene ante el gobierno. La desconfianza se hace extensiva a la captura de los sospechosos. ¿Fue una retaliación contra una de las mafias que asola la región? La negligencia de otro poder también quedó al desnudo: El Congreso legisló para postergar la validez del Reinfo (Registro Integral de Formalización Minera) que da un manto de legalidad y hasta impunidad a mineros que usan contaminantes prohibidos como el mercurio, deforestan, contrabandean insumos y se asocian a mafias feroces.(Edición sábado).