"Conversar, ponernos de acuerdo es algo tan sencillo como tan impracticable en los últimos meses", dijo Dina Boluarte cuando juramentó como presidenta del Perú hace un año, cuestionando el hermetismo de su antecesor Pedro Castillo.El diálogo parece no haber trascendido lo suficiente para enderezar nuestro rumbo porque los indicadores económicos se han deteriorado tras el masivo rechazo social a Boluarte: el PBI cerrará cerca del 0% o en negativo, en su peor cifra en más de dos décadas -sin contar la pandemia-, la confianza empresarial sigue en terreno pesimista pese al cambio de gobierno y la inversión privada lleva cinco trimestres consecutivos en negativo