Mientras en nuestro país el cura Marco Arana se promociona como un pacificador e integra mesas de diálogo como representante de la sociedad civil para resolver los conflictos con las empresas mineras, cuando sale del Perú reniega de las mismas. De otra forma no se puede entender que mientras participaba en el II Foro Regional sobre Transformación de Conflictos Socioambientales, en Quito, este sacerdote asegurase que las mesas de negociación que se han instalado en el Perú y que él integra ya no tienen la suficiente credibilidad. En una nota recogida por el diario El Comercio de esa ciudad, el cura Arana dice que hay poca efectividad por encontrar una salida a los conflictos entre las mineras y las comunidades de Yanacocha (Cajamarca), e ironiza del grupo que él mismo se ofreció a presidir al señalar que "Yanacocha ya parece un gran restaurante lleno de tantas mesas". Pero acá no queda el tema. Fuentes de mucho crédito han asegurado a este diario que el sacerdote ha apuntado ahora su estrategia contra el proyecto minero Majaz, en Piura, y para ello ya ha obtenido licencia para operar una nueva radio, que, es lógico adivinar, servirá para levantar a la población contra la minera. Adicionalmente, está en busca de que se le otorgue el visto bueno para operar un canal de televisión en la misma zona, por lo que su estrategia será bombardear a la población con información para frustrar el proyecto.