Por Eduardo Guevara, socio de Energía y Cambio Climático de CMS Grau.Los anuncios y el interés del Ejecutivo por la puesta en marcha de una industria petroquímica con inversión privada en el sur del país, como una meta emblemática de su Gobierno, es una apuesta que requiere necesariamente de esa voluntad política que se ha expresado para garantizar su viabilidad, además de una serie de decisiones y condiciones que involucran al Estado y al sector privado y que, alguna de las cuales ya están implementadas, deben servir de base para lograr el objetivo del Gobierno.Una industria petroquímica consiste en el desarrollo de una serie de productos a partir de los hidrocarburos (petróleo o gas natural). Desde productos plásticos de uso diario, como neumáticos o ropas sintéticas, hasta los explosivos que requiere la minería y los fertilizantes que nuestra agricultura necesita para dejar de depender de importaciones sujetas a los vaivenes de la geopolítica. En este caso, la industria petroquímica nos permitirá utilizar el gas natural ya no solo como un combustible, para generar electricidad o para el transporte o para utilizarlo en nuestras casas, sino el poder darle un valor agregado a dicho hidrocarburo y generar un desarrollo industrial en el Perú.A fines del 2007, en pleno desarrollo de la explotación de gas natural en Camisea y a puertas del inicio de la exportación del gas natural, se aprobó el marco legal que declaró "de necesidad pública e interés nacional" la promoción de la inversión en la industria petroquímica estableciéndose importantes incentivos que permitieran atraer y viabilizar las inversiones requeridas.