En 2009, Doe Run Perú frenó sus operaciones en el Complejo Metalúrgico de La Oroya (CMLO), alegando que no tenían los recursos para mantenerlo a flote. Mucha agua corrió bajo el puente y recién en octubre del año pasado se entregó la infraestructura a sus extrabajadores, organizados a través de Metalurgia Business Perú SAA (MBP).Al cierre de esta nota, el CMLO terminó de recibir los permisos ambientales para comenzar la etapa de producción, ya que la Autoridad Nacional del Agua (ANA) aprobó los permisos para el vertimiento de aguas residuales, industriales y domésticas tratadas a realizarse en los ríos Mantaro y Yauri. La ANA ejecutará las labores de fiscalización de los vertimientos a fin de hacer respetar la Ley de Recursos Hídricos.El CMLO fue comprado por sus extrabajadores en US$20 millones -dentro del último remate de Doe Run- y, actualmente, su valorización es de US$160 millones -según Luis Castillo, presidente de Metalurgía Business Perú-. Para los primeros dos años esperan mover de US$300 a US$400 millones anuales, y conforme la producción de otros metales entre a la ecuación, dicha cifra se irá elevando.