Esta semana, se celebró la edición número 36 de Perumin en Arequipa. Se trata de un evento al que merece prestarle especial atención, pues gira en torno de uno de los sectores que más han abonado al crecimiento del país en las últimas dos décadas, que en un contexto en el que otros sectores (como la pesca o la agricultura) vienen sufriendo los estragos de los fenómenos climáticos se torna aún más importante, pero cuyas proyecciones para los próximos años, lamentablemente, no son nada halagüeñas.Según explicó ayer en ese foro el presidente del Banco Central de Reserva (BCR), Julio Velarde, este año la inversión minera en el país caerá un 18% y el próximo volverá a hacerlo en 7,7%. Con esto, la inversión en el sector registrará tres años consecutivos de retroceso (recordemos que el año pasado el mismo indicador cayó en 5,5%), un panorama propiciado por la culminación de la fase de inversión del megaproyecto Quellaveco, en Moquegua, y por la ausencia de nuevos proyectos mineros de envergadura en el corto plazo.En medio de este contexto, sin embargo, el Gobierno entró a una serie de contradicciones sobre la viabilidad de Tía María, un proyecto que desde el 2019 cuenta con la licencia de construcción aprobada, pero que aún no ha podido salir adelante por la resistencia de algunos ciudadanos que viven cerca de donde se erigiría la mina y -también hay que decirlo- por la desidia que las sucesivas gestiones han mostrado al respecto.