Aquellos que pese a los fracasos sueñan con un Estado a cargo de empresas públicas, deberían echar un ojo, pero con mucha objetividad y sin ideologías, a lo que sucede con Petroperú, que está en la quiebra, no hace más que pedir recursos públicos para poder sobrevivir y ha estado plagada de corrupción e ineptitud durante el gobierno de Pedro Castillo, quien según el Ministerio Público vendió a un allegado el cargo de gerente general para que lo ocupe un sujeto sin experiencia en el sector que hoy purga prisión preventiva.Como si fuera poco, la petrolera estatal, que con las justas puede con su alma, ahora quiere, sin concurso de por medio, meter la mano en tres lotes en Talara y dejar de lado a privados, como si estuviera en su mejor momento, a pesar de que el ministro de Economía, Alex Contreras, ya adelantó que no existe la posibilidad de inyectarle más dinero público a la compañía para que pueda seguir sobreviviendo.