La empresa estatal Petroperú se ha vuelto experta en aplicar el chantaje emocional para justificar sus urgencias de efectivo. Nuevamente ha recurrido al argumento del riesgo de desabastecimiento de combustibles para solicitar al MEF un salvataje -aunque no usa ese término pues, a su entender, el problema no es su mal manejo sino factores exógenos-. Y para que el pedido parezca razonable, lo realizó a dos semanas de anunciar que la refinería de Talara ya opera al 100%, y a poco más de un mes de presentar su plan de reestructuración.Los problemas de liquidez de Petroperú se acentuaron a medida que se prolongaba la construcción de la refinería. La obra se inició en el 2014 -en ese entonces se aseguró que estaría lista en el 2017- y su costo inicial era de US$ 1,300 millones, pero terminó costando US$ 5,995 millones. Las dificultades se convirtieron en crisis en el Gobierno de Pedro Castillo, con los nombramientos de funcionarios sin experiencia y, peor que eso, incompetentes, y que hoy enfrentan investigaciones por corrupción. El primer salvataje fue en octubre del 2022 y consistió en un paquete que incluyó S/ 4,000 millones de aporte al patrimonio de la estatal (alrededor de US$ 1,000 millones en esa época).