Por Alfonso Bustamante Canny, presidente de la Confiep.El 2023 será un año sin duda retador y nuestra economía está enferma y con pronóstico reservado, contrayéndose en dos trimestres consecutivos. Mientras tanto, El Niño muestra su temperamento destructivo, elevando las probabilidades de hacer una pataleta hacia inicios de verano con consecuencias devastadoras en el norte del país. La agricultura y la pesca, sin embargo, vienen sufriendo desde hace unos meses las consecuencias del afiebrado fenómeno de El Niño; con caída de frutos y sin floración, la productividad de esta y la próxima campaña agrícola se ven comprometidas y en el mar, con la virtual desaparición de la anchoveta de nuestras costas, el panorama pesquero es desolador.Es necesario ver a un Gobierno enfocado en superar los enormes retos que enfrenta el país y no distraído en emprendimientos empresariales de alto riesgo como lo es la industria petrolera, adjudicando a dedo la explotación de lotes petroleros a la agonizante estatal Petroperú, quien con el mayor desparpajo pretende una nueva inyección de capital a modo de salvataje. Lo anterior es tan absurdo como que un enfermo hospitalizado en cuidados intensivos pida cigarrillos, drogas y alcohol a la familia para hacer una fiesta en la sala UCI.