La puesta en marcha de la nueva refinería de Talara al 100% de su capacidad tras nueve años de ardua construcción, arroja una luz de esperanza sobre el sombrío horizonte de PetroPerú.Y es que la petrolera estatal venía a guardando con impaciencia este hito para dar un salto en su producción de combustibles limpios (de alto octanaje) y obtener, con esto, el flujo de caja necesario para mejorar su situación financiera, catalogada como "pavorosa" por Anthony Laub, socio principal de LQG.Los resultados financieros de PetroPerú al primer semestre del 2023 grafican bastante bien el problema, pues no solo develan una pérdida neta de US$ 380 millones, también un déficit de capital de trabajo de US$ 1.328 millones."Entonces, esa es una evidenciaque nos dice que la petrolera estatal necesitará una nueva cobertura del Estado", apunta César Gutiérrez, expresidente de PetroPerú.Esto es, otro salvataje financiero, adicional a los varios que el Ejecutivo proporcionó a la petrolera pública en el 2022 (por un monto global de US$ 2.250 millones) para evitar su colapso.