Faltan pocos días, quizá horas, para que el Gobierno defina si adjudica o no los campos de hidrocarburos más apetitosos de Talara a la estatal Petro-Perú por espacio de 30 años.Nos referimos a los lotes petroleros VI y Z-2B, operados por compañías privadas, y al lote I, administrado por la petrolera del Estado bajo un contrato de licencia temporal que llegará a su fin el próximo 27 de octubre.Son estos tres los proyectos que Petro-Perú busca explotar con la finalidad de enderezar sus maltrechas finanzas en el entendido de que se trata de "negocios en marcha, sin mayor riesgo operativo y económico".No solo eso. La estatal aseguró a El Comercio que se encuentra preparada para asumir la operación conjunta de los tres lotes, como "lo ha demostrado en el lote I, donde ha mantenido una producción sostenida de petróleo y gas natural desde diciembre de 2021 hasta la fecha".O, para más precisión: una "producción óptima y sostenida de petróleo de 502 barriles por día (bpd)", según reza en su página web.¿Se trata, como aduce Petro-Perú, de una óptima faena que anticipa un trabajo similar en los demás lotes, más grandes, a donde aspira a ingresar?Arturo Vásquez, ex viceministro de Energía, observa que no. Y la razón, apunta, es que Petro-Perú no está produciendo el volumen de barriles que debería en el lote I.