LO QUE NO FUE EN MI AÑO
1 de agosto de 2023

Parece una verdad de Perogrullo, pero todo indica que hace falta recordarlo: ser elegido presidente del Poder Legislativo supone tanto un honor como una responsabilidad. Un honor, porque constituye la más alta posición en una institución que, sin dudas, es la que mejor representa a la democracia, con su dinámica de mayorías y minorías. Y una responsabilidad, porque, en consideración con lo anterior, las acciones y declaraciones de quien ostenta ese cargo afectarán la imagen y la majestad de todo el Congreso.Esta reflexión viene a cuento porque, como se sabe, el parlamentario de Alianza para el Progreso (APP) Alejandro Soto fue elegido la semana pasada para desempeñar dicha función, y su estreno frente a los medios no ha sido el más auspicioso. Entrevistado este domingo en el programa "Punto Final", Soto trató de sortear las preguntas a las que cualquier persona en su misma tesitura habría tenido que enfrentarse con salidas por la tangente deslucidas e inaceptables. Y solo ante las precisiones de la colega Mónica Delta fue aceptando que la tarea que encabeza consiste en algo más que distribuir la palabra en el hemiciclo.