Con la entrega, por parte de Petroperú, de las cartas de interés para operar al 100% los lotes I, VI y Z-2B de Talara, se inicia una nueva etapa para la industria de hidrocarburos que podría terminar, según diversos especialistas del sector, con 30 años de contratos lesivos para el Estado peruano, en los que no solo no se avanzó con las promesas de hallar más petróleo y llevar desarrollo social, sino en los que se instaló un modelo de negocio basado en agotar reservas desdeñadas como "marginales" al momento de su privatización.