Fiel a su estilo, el Sutep convocó ayer un paro insólito y atemporal que solo consiguió --como siempre-- condenar al fracaso a nuestro futuro: los escolares.En esta ocasión la excusa fue el programa piloto de municipalización de la educación que el Gobierno proyecta aplicar a partir de enero entrante en 56 distritos del país, en los niveles de inicial y primaria. Sin embargo, en lugar de sentarse a la mesa y analizar los pro y los contra de la propuesta, el radical Sutep prefirió tomar las calles, cerrar las aulas y regalar otro día perdido a la masa estudiosa. Obstruccionismo puro.El derecho al pataleo está garantizado, pero ya es hora de que el Sutep abandone la desidia y asuma la responsabilidad que le corresponde. ¿No se da cuenta acaso lo poco que esto aporta a la crisis de valores que padecemos, a la consolidación de principios básicos que la escuela debería inculcar a las nuevas generaciones?Claro que la municipalización puede tener sus bemoles. Muchas comunas no están listas para asumir la gestión de la educación y habrá pues que afinar el proyecto, ver si debería involucrar a las regiones y analizar las prerrogativas de los nuevos consejos de educación municipal. Lo que no puede hacer el Sutep es oponerse por oponerse a cualquier reforma, ver privatizaciones por todos lados y tácticas subrepticias orientadas a desarticular al gremio de maestros. ¡Aportemos en lugar de ser una piedra en el zapato en la mejora de la calidad educativa!