Ha terminado la legislatura en el Congreso de la República y, mientras todas las miradas se enfocan en la elección de la próxima Mesa Directiva, se hace necesario un balance de lo que ha sido la labor parlamentaria en el último año desde distintas aristas. Entre ellas, la que corresponde a uno de los asuntos que explican en gran parte el amplio descrédito que arrastra el Legislativo en todos los sondeos de opinión: el de la manera en la que ha procedido cuando le ha tocado sancionar a uno de los suyos. Y en este aspecto, el balance es lapidario.