Los congresistas han sido blanco, durante el año, de todo tipo de agresiones de la población de sus propias regiones. Han sido retirados de plazas públicas, agredidos verbalmente, atacados con piedras e incluso han quemado casas de estas autoridades. En el caso del Ejecutivo, las altas autoridades no se han expuesto y han enviado a funcionarios de menor rango.El analista político Paolo Sosa explicó que, en el caso de los parlamentarios agredidos, hay en la ciudadanía "una sensación de que tienen el objetivo de quedarse en el poder, no convocar a elecciones".