Lentamente pero sin tregua empiezan a llegar numerosas noticias que alertan sobre un serio deterioro en el panorama económico nacional. Un campanazo reciente y contundente fue el anuncio del INEI del incremento de la tasa de pobreza a 27,5% durante el 2022, 1,6 puntos porcentuales más que el año anterior, sin que haya mediado una crisis nacional o internacional mayor que lo justifique. Por esos días, el mismo instituto estadístico determinaba que el PBI había caído 0,4% en los primeros tres meses del año. Y apenas algunas semanas luego, el Banco Central de Reserva del Perú reducía sus proyecciones de crecimiento del PBI para el 2023 de 2,6% a 2,2%, debido principalmente a una fuerte contracción estimada de la inversión privada.