La naturaleza se ensaña con el sector energético. Cuando este aún no termina de recuperarse del desabastecimiento de GLP (gas propano) ocasionado por los oleajes anómalos, llega el Niño Global.Se trata de un evento climatológico que podría agravar los estragos provocados por el Niño Costero, léase lluvias torrenciales en el litoral norteño, y sequía (el fenómeno opuesto) en la sierra centro-sur, donde se localizan las centrales hidroeléctricas más grandes del país.Hablamos, en este caso, de "la peor sequía de los últimos 22 años", la cual viene afectando a los reservorios que alimentan a las centrales hidroeléctricas de El Mantaro, Cerro El Águila y Chaglla, apunta César Butrón, presidente del Comité de Operación Económica del Sistema Interconectado Nacional (COES). Resultado de todo esto es la restricción en la producción de energía hidráulica, circunstancia que ha obligado al COES a recurrir a todas las centrales térmicas disponibles a fin de evitar disrupciones en el servicio eléctrico, sobre todo, en el sur del país (la zona más estresada, por cuanto soporta el crecimiento de la demanda minera).