La llegada del alcalde-candidato Luis Castañeda al auditorio donde se desarrollaría el debate, en la Universidad de Lima, fue la más accidentada de todas. Él prefirió no subir las escaleras de la entrada principal, sino que decidió entrar por una puerta lateral, una rampa por donde lo condujeron sus agentes de seguridad mientras los periodistas literalmente peleaban por captar una imagen suya o arrancarle una declaración inicial: ¿Señor Castañeda, por qué no asistió al primer debate?El candidato de Unidad Nacional ha sido, desde que se inició la campaña -incluyendo el primer debate, en el que no participó-, la figura de estas deslucidas elecciones municipales. Ha dicho, desde el comienzo, que sus obras hablarían por él y, bajo esa sentencia, guardó silencio. Pero como muchos de sus contendores empezaron a cuestionar esas mismas obras que deberían hablar por él, ayer, a seis días de las elecciones, optó por enfrentarse a ellos en un debate que en realidad fue una enumeración de promesas y de presuntas irregularidades en su gestión.