Lamentablemente para el país, el enfriamiento de la inversión privada ya no es novedad, sino que se ha vuelto parte del panorama económico.Y ya se están viendo las consecuencias: el deterioro de la confianza empresarial, que se agudizó desde que Pedro Castillo asumió la presidencia -debido al constante hostigamiento al sector privado-, se tradujo en menores oportunidades laborales adecuadas y en la caída del ingreso real, lo que resultó en el aumento de la pobreza monetaria.El componente extranjero de la inversión privada fija parece ser el más perjudicado, pues según cifras el BCR, se contrajo nada menos que 50% en el primer trimestre de este año (la inversión privada total cayó 12%).