ENTRE VILLA STEIN Y TÁVARA SE ELEGIRÁ AL PRESIDENTE DE LA CORTE SUPREMA
12 de noviembre de 2006

Preocupado por las constantes arremetidas de un diario provinciano, un vocal supremo de gran ascendencia, veterano entre los veteranos y ahora instalado en uno de los cargos más altos de la magistratura, soltó una frase para el recuerdo, mientras explicaba por qué le podría ir mal si se arriesgaba a denunciar al incómodo medio de comunicación."¿Yo, denunciar? No, imagínese, con los jueces que tenemos cualquier cosa puede pasar", acotó muy suelto de huesos. La anécdota refleja, de forma irónica pero real, la escasa credibilidad y la enorme desconfianza que despiertan los jueces en la ciudadanía y entre sus superiores. Una situación que, ciertamente, no es para reír. Y esto lo saben muy bien los dos vocales supremos que el 11 de diciembre (solo faltan cuatro semanas) medirán sus fuerzas (su capacidad de liderazgo, sus simpatías o su poder de 'lobby') en una contienda que se caracteriza por los intereses en juego, por realizarse de espalda a la opinión pública y por el secretismo reconocido por los mismos magistrados que protagonizarán la elección del nuevo presidente del Poder Judicial.Una contienda reservada para los pasadizos judiciales y los ágapes privados, apenas debatida en conferencias de Derecho o en alguna de las oficinas de los 12 miembros de la Corte Suprema. Una campaña que se promueve en voz baja, que empezó hace unos seis meses y que ha dejado dos sobrevivientes: el jefe de la Oficina de Control de la Magistratura (OCMA), Francisco Távara Córdova, y el polémico Javier Villa Stein.(Edición domingo).

  • [El Comercio,Pág. A 15]
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