Todo indica que el nombramiento de los tres representantes del Congreso en el directorio del Banco Central de Reserva (BCR) seguirá la misma suerte de dilaciones y pujas que ya mereció la ratificación de su presidente, Julio Velarde.Así, pronto se cumplirán dos meses desde que se presentaron los primeros candidatos, se desestimaron otros y, en ese transcurso, prosiguieron las componendas politiqueras para que las diferentes bancadas se pongan de acuerdo sobre nombramientos que deberían ser fundamentalmente técnicos y no políticos.En efecto, como señala la Constitución, los directores del BCR "no representan a entidad ni interés particular algunos", aun cuando cuatro sean designados por el Ejecutivo y tres por el Congreso. Razón suficiente para que esta entidad autónoma, responsable de la preservación de la estabilidad monetaria, de regular el crédito del sistema financiero y administrar las reservas internacionales esté integrada por profesionales de trayectoria y ética. Llama la atención que el jueves último, cuando aparentemente se tenía una terna negociada, el pleno del Congreso no votase su ratificación ni tampoco acordase fecha tentativa para hacerlo. En tanto, los nombres van y vienen: los últimos en la picota son Abel Salinas, ex ministro de Economía del primer gobierno aprista; Alfonso López Chau Nava, doctor en economía y docente universitario; y Beatriz Boza, directora ejecutiva de la ONG Ciudadanos al Día. Parece que este Congreso, de mayoría aprista y upepista, no ha aprendido las lecciones del pasado y pretende someter a una entidad crucial para la economía, como el BCR, a una inestabilidad nefasta y a un manejo político.¡Cuidado! Así como el Banco Central de Reserva no puede ser dirigido por personas que ya han fracasado en la gestión económica y financiera del Estado, tampoco debería estar en manos de directores que ejerzan otro cargo en el Estado, tengan otros intereses o vinculaciones con el resto del sistema financiero o sean miembros del mismo partido que gobierna. (Edición sábado).