Que la Nueva Refinería de Talara (NRT) se encuentre en el corazón de la cuenca del mismo nombre tiene un propósito tan sencillo como evidente: que sea alimentada con el propio crudo extraído de los lotes circundantes. Por algo Petroperú es el único comprador de la zona.Así lo entendieron las empresas privadas que, durante los últimos 30 años, le vendieron al Estado peruano petróleo que antes era de Petroperú a precio internacional. Sin embargo, el ritmo de inversión destinada a responsabilidad social y bienestar de la población en la zona de influencia no recibió el mismo tratamiento que la inversión sobre pozos de desarrollo; es decir, para seguir drenando petróleo sin necesidad de garantizar nuevas reservas.Es el caso del Lote X, el más grande de Talara con sus 11.000 barriles de petróleo al día (bpd), operado por la Corporación Nacional de Petróleo de China (CNPC), donde la población de El Alto demanda que su contrato no sea renovado más allá de 2024 por históricas desatenciones ambientales, vulneración de derechos laborales y de principios de responsabilidad con la comunidad, que trasciende incluso el plano educativo con un progresivo "recorte de becas y alimentos escolares".